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Compatibilidad de Tauro con Capricornio

Se trata de una relación que funciona a nivel profesional y de los intereses de naturaleza práctica, pero un poco problemático a nivel sexual, sobre todo por la dificultad del Capricornio de exteriorizar sus propias necesidades. Si en cambio el Tauro hombre consigue entusiarmar a la mujer Capricornio puede nacer una pasión duradera y sólida porque, contrariamente a lo que se cree, la pasionalidad del Capricornio es un fuego que se esconde bajo las cenizas. 

 

Lo contrario es más complicado porque el hombre Capricornio tiene una cierta dificultad en dejarse embaucar por la mujer Tauro, a quien tem por posesiva y de la que intenta escapar aunque se siente atraído. Si la mujer Tauro consiguiera controlar, en apariencia, su propia carga sexual, el juego funcionaría. Si no es posible poner en marcha ni lo uno ni lo otro, se pueden crear situaciones de conflicto latente, que antes o después explotarán. Pero si la historia toma el aspecto o giro necesario, no hay unión más rentable y duradera que ésta. 

 

2010 - present

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Como es la mujer Capricornio? 

La mujer Capricornio no soporta represiones sobre su propia personalidad y su aspiración es la de ser autónoma, libre en las expresiones y las acciones. Es raro que se dedique sólo a la casa, es orgullosa y deseosa de autoafirmarse, en general trabaja hasta muy mayor. No consigue someterse a las exigencias ajenas y si lo hace, por deber o por amor, tiene que tratarse de una elección propia. 

 

Se viste con sobriedad, siguiendo cánones tradicionales; por este motivo, en elegancia gana; incluso a quien se esfuerza por vestirse siempre a la última moda. 

 

Gran trabajadora, no aprecia a las personas superficiales y su reserva se considera a menudo soberbia. A veces es testaruda; no le gusta escuchar los consejos ajenos y prefiere pagar personalmente sus equivocaciones. Le falta también diplomacia y dice crudamente lo que piensa, algo que no le ayuda en la conquista de simpatías. 

 

La mujer, más que el hombre del signo, con la edad gana en encanto, como si una luz interior la iluminara completamente. No teme a la vejez sino a las enfermedades que podrían eliminar su autonomía. Al destino adverso opone racionalidad y fe en algo superior, universal. 

 

Si tiene hijos se convierte en una madre atenta, extremadamente disponible, quizás un poco demasiado autoritaria y aprensiva. Le gusta la naturaleza, más la montaña que el mar; lo importante para ella es poder reponerse en lugares apartados, sin el jaleo de las localidades turísticas. En conjunto, la mujer Capricornio irradia siempre un encanto sutil, envidiado por la mayoría.

 

 

 

Como es el hombre Capricornio? 

El Capricornio es quizás el nativo más frío del Zodíaco. La belleza física no lo deslumbra, la considera efímera, por ello busca el entendimiento intelectual y la riqueza interior. Pretende mucho de sí mismo y de los demás, es inagotable y cree que todos tienen su misma resistencia. Desconfiado, introvertido, en realidad este comportamiento suyo esconde el miedo de ser rechazado o la desilusión, quizás un complejo de inferiorida; de hecho, interiormente admira a las personas extrovertidas y sufre por el hecho de no serlo. 

 

Es muy inteligente, sabe escuchar y aunque a menudo se refugia en el mutismo, cuando habla, sus palabras son concisas, racionales, convincentes y le procuran estima ajena, algo indispensable para él. De intereses eclécticos, está sediento de saber y todo el conocimiento humano lo fascina. 

 

También el hombre Capricornio es amante de la naturaleza, le gustan los largos viajes, preferiblemente a lugares en los que la civilización no ha llegado todavía, donde la soledad y el aire saludable templan su temperamento nervioso. 

 

Tradicionalista, valora mucho su dignidad y el juicio de los demás; teme a la pobreza y le aterroriza el hecho de poder necesitar de los demás. Cuenta sólo consigo mismo, concediéndose pocas distracciones y diversiones.

 

Quiere ser el indiscutido cabeza de familia, pero está dispuesto a cualquier sacrificio por el éxito de los hijos que a menudo por su falta de ternura y por sus pretensiones exageradas le agradecen mal sus esfuerzos, huyendo rápidamente de su autoridad. Sólo en la edad adulta los hijos podrán comprender mejor las estupendas dotes que escondía su aparente frialdad.  

 

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